viernes, 11 de noviembre de 2011

La nueva revolución

Nuestra Nación ha sido manipulada desde muchos años atrás por los amos del Capital y han pasado por encima de toda moral, ética y derechos humanos. La nación, lo que ellos llaman masa y que somos nosotros, el pueblo, queremos un cambio, un cambio que nos llene, que nos satisfaga, que nos nutra, que nos dé paz, democracia económica, justicia y principalmente: Amor.
Cuando se ama no hay mentira ni corruptela. Un principio para abordar al amor es el Respeto, el respeto a nosotros mismos y a nuestro prójimo, respeto basado en la justicia y la equidad y no en la injusticia y terquedad.
La nación está al punto del colapso social, del enfrentamiento y eso debe ser evitado porque los mexicanos somos maduros y el dolor de uno es el del otro y no debemos replicar las divisiones que tienen al mundo en guerra, la inteligencia es mejor método para dialogar y acordar el rumbo de nuestra Nación. Todos necesitamos de todos. Todos aborrecemos la injusticia, todos tememos al hambre, todos tememos al desamparo, pero no por ello vamos a pasar unos por encima de otros ni manchar nuestra dignidad.
Es inconcebible una propuesta de Amor de parte de cualquier partido político, ¿y por qué? Pues porque no llevan nada de él en sus corazones o no lo saben, ni lo sospechan por estar tan atrincherados en su soberbia, en su riña constante contra los demás partidos, sí, partidos, segmentos, fracciones, pedazos, trozos, partículas, cachos, piezas, retazos. Pedacería de ideales, fragmentaciones de propuestas regidas y controladas por la ambición y el poder de entidades políticas en pugna, alejadas, muy alejadas de nosotros: el pueblo, la dizque masa que conformamos la Nación. Nosotros sí somos capaces de dar amor, de hacer la revolución nueva y amorosa que puede ser ejemplo para los pueblos del mundo, porque este mundo debe ser nuevo, no debe estar postrado en el dolor ya más, ¡basta! de todo ese terror cotidiano en los noticieros de pueblos devastados por la ignorancia y la ambición de los unos contra los otros.
El verdadero amor no divide sino que une, pareciera que al hablar de amor se escapara un aroma de religión, como si el amor fuera exclusividad de alguna iglesia, credo o secta, cuando son ellas las que hacen las guerras más terribles, las mas mentirosas y usurpadoras, las más hipócritas y toda esa escoria no es amor. Ningún representante de ninguna iglesia ha visto a Dios porque a dios se le ve en las obras y ellos han obrado y han obrado no bien. Reto a todo representante eclesiástico para que me notifique su experiencia de evidencia de Dios. Ninguno de ellos lo ha visto ni aún muertos. Dios es nuestro prójimo caído y lastimado y a él debemos amar infinitamente así como nos hemos de amar a nosotros mismos. Prójimo también es aquél que va errando, aquel que nos acribilla a nuestros hijos, aquel que nos miente en el noticiero, aquel que se carcajea de nuestras miserias, odiarlo es ser idéntico a él, baste por hoy comprenderlo y ver cuán lleno de miedo está, miedo a perder lo que ha logrado con corruptelas y mentiras. Miedo a ser él mismo, miedo a ser realmente felíz, porque nadie es feliz, este mundo como está diseñado no lo permite, será posible hasta que la humanidad vaya despertando a esta gran ley de solidaridad que da el Amor incondicional de todos los seres a todos los seres.
Así como las iglesias se han apoderado de la paternidad del amor, así mismo los poderes políticos se sienten dueños de la justicia, de la libertad y la democracia, nada más falso. Sus mentes son muy reducidas porque estos principios rectores les quedan muy grandes a esos hombrecillos mendicantes de excremento negro (dinero). Hoy por hoy los tribunales de jueces nada de justos tienen, son estercoleros donde el dinero es el que juzga. Hoy por hoy las iglesias son cuevas de depravados y de mentira, donde su dios es el miedo inducido a sus creyentes adormilados. Hoy por hoy los medios de comunicación no lo son. Hoy por hoy el único que puede ayudarte a salir del atolladero eres TÚ mismo. ¿Cómo? Siendo justo contigo mismo y con los demás, siendo verdadero contigo y con los demás, siendo solidario contigo y con los demás, siendo amoroso contigo y con los demás. Ya no anheles que te respeten: Respeta. Ya no anheles que te amen: Ama.
El único camino amplio para arribar al amor es despojándose de todo miedo.
Una nación con miedo está detenida, atrapada, sometida por los hacedores de miedo, aquellos que crean condiciones de miseria, libertinaje y corrupción apoyados en sus miles de esbirros y secuaces apostados en cargos públicos y en medios masivos de incomunicación (periódicos, revistas, radio, televisión, altares, aulas, etc.) No es fácil liberarse de ese yugo porque todos hemos colaborado de una u otra manera en su edificación. Todos hemos pervertido, hemos mentido, hemos sobornado, hemos acusado al inocente, hemos practicado el chisme y la calumnia, hemos pisoteado. Así es que dejar atrás todo eso es una ruta guerrera, una ruta de dejar de ser lo que se era e ir en aras del nuevo camino: La justicia, la equidad, la democracia económica, la paz, la libertad, el amor, etc., bajo todos los riesgos posibles, encarnarlos, esa es la tarea de la humanidad de hoy: sincerarse, no vivir un simulacro de sí mismos.
Todos esos personajes que han ido pasando por la silla presidencial nada presiden realmente, sólo nos muestran lo que somos, ya que cualquiera puede sentarse ahí y él es nuestra extensión. Verlos sentados ahí nos debe decir qué es lo que no se debe hacer, lo están gritando con altavoz, dicen cuán estúpidos son, cuan mediocre, cuán ignorante, cuan falto de amor, cuán corrupto y cuán homicida. Y no sólo él, vean páginas atrás en la historia, escojan el personaje que mas les atraiga con sus honrosas excepciones como don Juan Álvarez, Benito Juárez y los otros beneméritos desconocidos: Belisario Domínguez y Francisco J. Mújica quienes nunca fueron presidentes, de haberlo sido este país caminaría otro sendero, definitivamente. Pero aquí estamos, a tiempo de llevar a buen puerto a nuestra nación mexicana y a colaborar para que el mundo también sea transformado.
Se requiere una revolución pero entendida esta no como una revolución bélico-fraticida sino Revolución Conciencial. La revolución de la conciencia individual para que trascienda a lo colectivo como una inapelable transformación verdadera. La conciencia revolucionada sólo se llevaría a cabo en base a PRINCIPIOS RECTORES UNIVERSALES tan realmente devaluados por las presentes humanidades y tan enarbolados hipócritamente por seres inconsecuentes con ello desde podios eclesiásticos, educacionales, familiares y políticos. Los principios de Igualdad, libertad, verdad, fraternidad, amor desinteresado, han sido banderas de muchos guías de humanidades, banderas que terminan entre la sangre y los lodazales de aquellos que los acatan de manera errónea, porque aunque el amor, la justicia, la equidad no distinguen credos ni raza, los credos y razas se apropian su propio criterio de amor, de Dios, de justicia, de equidad, de libertad y así la de unos difiere de la de los otros cuando lo mismo es. La libertad no es aquella que se logra aniquilando a otros, oprimiendo a otros, aunque estos hayan sido ya opresores en otro tiempo. La libertad verdadera es la que se fundamenta en el amor profundo de los unos con los otros a sabiendas de que lo que le atañe al uno le repercute al otro, el dolor del uno es el dolor del otro, esa es la verdad.
Los musulmanes, los cristianos, los judíos, los negros, los blancos, los azules, los amarillos, los tricolores, los venusinos, los marcianos, los capuletos, los montescos: Es la pugna incesante del absurdo, del miedo, de la estupidez, del retraso, de la negligencia, de la ignorancia, de la involución.
Las guerras fraticidas son un atropello, una ofensa a la inteligencia, a la razón. Ya nada las justifica porque la inteligencia lograda en base a la experiencia nos indica que han llegado a su fin. Fin a la ignorancia, a la estupidez. La indubitable ley de causa y efecto nos indica que si hieres serás herido; si mientes alguien te mentira; si te postulas sobre el crimen, crimen sembrarás y ello cosecharás. La unión de lo diverso solo es posible con la revolución conciencial bajo la égida de que el hambre de mi semejante es la mía propia, sus carencias las mías y su dolor el mío también.
Nadie es vencedor en ninguna guerra. Vence quien abraza la razón, la cordura. ¿Y cuál es la razón? La ley amorosa nos lo indica: NO HAGAS AL OTRO LO QUE NO ANHELES PARA TI y hemos visto en el desarrollo de la historia los millones de ejemplos plagados de hipocresía y mal uso de ésta máxima que aquel tal Jesús propuso, haciéndolo uno de los hombres más revolucionarios de todos los tiempos y el más desvirtuado y manipulado porque si estuviera físicamente entre nosotros, declararía no ser esa entidad mística de adoración llamada hijo de dios, sino un hermano de todos los hombres que luchan en aras de la redención humana y su logro libertario. Sería Laico.
El PAN por ejemplo enarbola todo un basamento moral venido de su educación religiosa de la que tanto hace gala pavoneándola. Se dicen católicos y la máxima de Jesús lleva a la verdad, al respeto, a la equidad, al amor y si estos no la cumplen pues son falsarios, hipócritas y eso es triste y desolador para ellos y para los que creen en ellos porque no son sino resonantes de esa misma hipocresía deliberada los unos o por ignorancia los otros. Si se establecen en el poder político -que no en el humano- sus obras serán eso, hipocresía pura, simulacro vil, retraso, dominación, engaño, división y muerte. Por ello es importante la revolución de la conciencia que nos guía y nos abre los ojos para NO COOPERAR más con la inconciencia, con lo falso, con las mentiras instituidas como verdades y por consiguiente, ese imperio ficticio tendrá que desmoronarse y reducirse a polvo, a ceniza. Así es como caen los imperios de mentira, no colaborando con ellos, no importa el costo que se tenga que pagar, no es con violencia sino negándose a esa violencia con su contraparte amorosa que nos da la razón y la experiencia del camino recorrido en nuestra evolución. No cooperar con el error. La hipocresía lastima, la mentira mata.
La Nación es un todo, si somos masa, eso seremos, una nueva masa que se moldeará dignamente para una vida digna para todos y todas.
Todos sabemos en lo profundo que queremos lo mismo: buen alimento, buen abrigo, buen refugio, oportunidades para todos y sin discriminación; buena vida para nuestros seres queridos, todos los tenemos y todos anhelamos lo mejor para ellos, entonces es tiempo de respetar eso, todos debemos ser queridos por todos. Amar al prójimo como a uno mismo.
Esa es la ÚNICA LEY. Quien la ostente, estará hablando en aras de una nueva vida para todos, un nuevo gobierno hecho por todos y a la medida de ese amor que se inicia por el respeto.
El amor tiene que ser no hablado, no cantado, no ensalzado en templos, sino mostrado en hechos porque donde el Amor se asienta las leyes están sobrando, están de más. El Amor rebasa toda ley.
México debe ser una nación no un partido en el poder representando a unos pocos y autodenominándose ¡victoriosos! No. Poder somos TODOS y TODAS ahora, no un fragmento, no un grupo de dudosa reputación que como años y años atrás han venido lastimando la inteligencia y paciencia de todos. Los resultados electorales son una farsa, un fraude por todos conocido y comprobado, han provocado un daño terrible a la Nación, las instituciones son falsas, corruptas, ya han perdido credibilidad, por ello esta necesidad de tomar las riendas de la nación todos y todas, gente de buena voluntad.
MÉXICO NACIÓN, no propone candidatos a la presidencia porque todos somos presidencia.
Todos hemos de presidir, todos hemos de gobernar.
Este es un llamado a la ORGANIZACIÓN, todos podemos participar. Aunque la incipiente e ignorante farsa electoral continúe, nosotros hemos de continuar también y hacer que nuestro poder de unión repercuta en las cúpulas de la ignorancia y voracidad de guías tuertos quienes creen guiar a ciegos pero México ya está despierto. Nosotros, el pueblo despierto seremos quienes los guíen a ellos, porque nosotros, el pueblo, tenemos la experiencia del hambre y ellos no, o lo han olvidado, porque nosotros, el pueblo, tenemos la experiencia del desamparo, de la carestía, de la antidemocracia económica, de la persecución por bellos ideales, tenemos la experiencia de todos nuestros muertos. Por ello, porque no olvidamos la experiencia y ella nos lleva al despertar, seremos los guías en este nuevo mundo, en esta nueva nación, nosotros los pobres, los que con sabiduría les invitamos a reconsiderar sus posiciones falsas que los tienen atrincherados en una prisión que de aferrarse a ella devendrá en caos. Urgen pues los Concejos ciudadanos de vigilancia y seguimiento a las obras de los que se sitúen en el poder hoy por hoy en esa farsa electoral partidista mientras llega el tiempo del despertar de toda la Nación. Concejos de gente éticamente reconocidos por su trayectoria que vigilen, que estén al tanto de los movimientos de los cazadores de presupuesto para su enriquecimiento y acabar con toda la corrupción de todos los puestos de mando.
Los mexicanos hemos visto que ya no podemos confiar en las instituciones, hemos sido traicionados y tratados con engaños y no sólo eso sino que nos consideran ineptos y revoltosos o violentos por defender nuestros derechos como Nación. Sólo quien ama verdaderamente a su pueblo puede ser digno de gobernar y no la familia portentosa y poderosa del capital en candidatos espurios. El pueblo de México debe aprender a amarse profundamente para que sea el tiempo de que se gobierne a sí mismo y NO lo gobiernen.
La gran aspiración es que cada mexicano sepa gobernarse a sí mismo con amor para que de su ser irradie a todo aquel que esté en el camino y lo requiera.

Ningún candidato actual merece gobernar a este pueblo, ya no es ese tiempo. Sólo lo será si TU inmovilidad e ignorancia lo permite.

México ya no será banquete para unos cuantos y sus secuaces. México será una nación honesta con anhelos de recuperación e irradiará mucha confianza al mundo nuevo.
Esto es el principio. Un principio de unión a nivel mundial. Somos UNO. El mundo es UNO, una única célula, un solo hogar. Lo que sucede en cualquier parte del orbe nos incumbe y afecta porque todos y todas somos hermanos y debemos reconsiderar nuestra posición y misión en este mundo. Este planeta ya no debe ser de guerra sino de paz, de amor, un planeta de amor ¿y por qué de amor? Porque el amor es el Gran Poder Supremo, el Verdadero Poder, el poder no es ni el dinero, ni el miedo ni el poder político, el poder es la democracia económica que vela por toda la comunidad planetaria para que no les falte lo básico, lo primordial, lo esencial. Lo que ningún régimen ha podido dar porque sus basamentos son el capitalismo voraz y la indiferencia. El amor sí lo puede dar porque él activa esta democracia económica tan necesaria y ojo que no estoy diciendo democracia política porque esa democracia no existe, es un juego de ruleta y la nación no es un casino sino un cúmulo de hombres y mujeres que buscamos la justicia económica y el amor incondicional, quienes al no encontrarlo en sus gobernantes decidimos crearlo nosotros mismos, convertir la bola de estiércol planetaria en una estrella digna de verse flotando en el universo.
Quitaremos las fronteras mentales, sociales, políticas y territoriales; el mundo puede ser uno solo, lo es, las aguas son libres, los huracanes son libres, pasan sobre fronteras devastando nuestras parasitarias colonias y edificios raquíticos de la soberbia y el dizque poder, sí, las aguas y el viento rompen fronteras de la soberbia y el miedo. El agua que la sed nos quita y el aire, quien nos nutre de vida, van rompiendo fronteras, entonando enseñanza y necesidad de cambio a los parásitos y virus humanos. No, ya no es el mismo tiempo de la soberbia y la ignorancia. Aprendamos la lección. Estamos devastando al mundo y a nosotros mismos en nuestro egoísmo, soberbia, ambición y miedo; y las aguas y el viento en matrimonio nos lo están diciendo con sus palabras sabias que mal interpretamos.
“¿ESTO ES DEVASTACIÓN? –Nos preguntan los terremotos, los maremotos, huracanes y tsunamis. ¿QUÉ HABÉIS HECHO VOSOTROS? ¿TENÉIS OJOS PARA VER LO QUE HABÉIS HECHO EN TODA VUESTRA HISTORIA? LAS GUERRAS, LA CONTAMINACIÓN, EL HAMBRE AL NEGAR EL PAN A OTRO CUANDO LO TENÉIS, LA EXPLOTACIÓN DE UNOS SOBRE LOS OTROS. ¿LO PODÉIS VER? Escuchad: SOMOS CONSECUENCIA DE VUESTROS ACTOS, NO ESTAMOS CASTIGANDO NI AMENAZANDO, SOMOS LO QUE VUESTROS CORAZONES QUISIERON SER”
¿Cómo enfrentar pues a ésta vorágine devastadora no solo de los elementos naturales sino de los otros elementos llamados hombres y mujeres del falso poder que lastiman la evolución humana pisoteando todo principio y valor que debería caracterizarnos como especie pensante y evolucionada? Muy fácil: volviendo a los principios rectores aparentemente lastimados, ya que ellos no son los lastimados sino quien perpetra dicho crimen, digamos que es un látigo fustigándose a sí mismo, esa es la verdadera historia humana del poder, un látigo que se auto flagela.

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